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Por YoPublico.cl , 2 de agosto de 2020Muertes anuales por hepatitis virales equivalen a las víctimas de dos pandemias de coronavirus
Atención: esta noticia fue publicada hace más de 4 añosSi bien en 2016 los gobiernos del mundo hicieron un compromiso por eliminar las hepatitis virales con un plazo límite al 2030, tanto en su tasa de infección como de mortalidad, los números están lejos de alcanzar la meta.
Como cada año, el 28 de julio se celebra el Día Mundial de la Hepatitis, una instancia especial para que la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE) y su filial Asociación Chilena de Hepatología (ACHHEP) busquen generar consciencia acerca de esta silenciosa enfermedad que afecta a cerca de 325 millones de personas en el mundo.
“La situación epidemiológica que está viviendo el mundo debido al COVID-19 es gravísima y de repercusiones en múltiples ámbitos, sanitario, económico y social. Esta situación requiere y tiene nuestra atención y compromiso, sin embargo las hepatitis virales son también un grave problema, con morbimortalidad muy relevante a nivel nacional e internacional y que nos acompaña durante las últimas décadas”, expresa el Dr. Robinson González, presidente de la SChGE.
Este año, el efemérides nos encuentra en medio de la mayor crisis de la salud mundial que hemos tenido en décadas, lo que nos obliga a reflexionar acerca del impacto que tienen los virus en la salud humana, particularmente en este caso, los virus que producen hepatitis. “Cuando somos testigos de más de 14 millones de personas infectadas por COVID-19 y más de 600.000 personas fallecidas, es imposible no comparar estas cifras con las consecuencias que nos dejan las hepatitis virales, las que alcanzan –según cifras de la OMS- 1,34 millones de fallecidos al año”, puntualiza el Dr. Juan Pablo Roblero, presidente de la ACHHEP.
Por su parte, el Dr. Alejandro Soza, miembro de la ACHHEP, sostiene que: “Este escenario es comparable al número de muertes por tuberculosis y supera aquellas por HIV/SIDA. En términos de muertes, las hepatitis virales equivalen a más de 2 pandemias por coronavirus cada año. Hoy existen 325 millones de personas en el mundo viviendo con hepatitis B o C, de los cuales 290 millones no están diagnosticadas”.
En el año 2016, bajo el auspicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los gobiernos del mundo se comprometieron a eliminar las hepatitis virales con un plazo límite al año 2030. Al respecto, el Dr. Soza añade que: “la eliminación de las hepatitis virales se define con parámetros muy concretos: disminución de las nuevas infecciones en un 90% y disminución de la mortalidad en un 65%. Hoy, este objetivo parece difícil de lograr, aunque no imposible”.
Este año, bajo el lema “Encontrar a los millones perdidos”, la campaña mundial del día de la hepatitis viral, busca generar consciencia colectiva acerca de los millones de personas que están infectadas con hepatitis B y C y no lo saben, debido a que estos virus pueden estar años causando daño lentamente en el hígado sin dar síntomas. Es precisamente ese periodo de “silencio” el más adecuado para aplicar tratamientos que hoy en día son simples, muy efectivos y que permiten evitar el desarrollo de complicaciones como cirrosis hepática, cáncer de hígado y necesidad de trasplante o muerte.
Si bien podría cuestionarse qué es lo que ganamos con diagnosticar más personas si la enfermedad es progresiva, afortunadamente hoy, contamos con tratamientos curativos para la hepatitis C , vacunas y terapias muy efectivas para la hepatitis B; es decir, tenemos las herramientas necesarias para eliminar la hepatitis viral, pero se requiere dar el primer paso: encontrar los casos no diagnosticados.
Este año, el Ministerio de Salud publicará la nueva versión de la Guía de Práctica Clínica de Manejo y Tratamiento de la Infección Crónica por Virus de la Hepatitis C. En esta nueva guía, una de las recomendaciones indica que “en personas mayores de 45 años o de cualquier edad con factores de riesgo, el Ministerio de Salud sugiere realizar tamizaje (Ig G) para hepatitis C por sobre no realizar”. El Dr. Roblero asegura que esta recomendación se alinea con el objetivo de buscar activamente a las personas con hepatitis virales, independientemente de que tengan o no factores de riesgo. “En el caso de Chile, la recomendación es clara: toda persona mayor de 45 años debe hacerse un examen de hepatitis C al menos una vez en la vida”, sostiene el presidente de la ACHHEP.
No obstante, los especialistas aseguran que existen barreras y desafíos por superar. El primero es la disponibilidad del examen diagnóstico. Actualmente las serologías para diagnóstico de la hepatitis B y C no están disponibles en el sistema primario de salud, lo que impide que el objetivo de testear a todos los mayores de 45 años pueda hacerse realidad. Al respecto, los especialistas señalan que el MINSAL está trabajando para solucionar esta deficiencia.
Otra barrera se refiere a los estigmas asociados a grupos que pueden tener mayor riesgo de padecer la enfermedad. Si bien estos virus no discriminan y afectan a personas de cualquier grupo social, étnico o de cualquier orientación sexual, desgraciadamente persiste estigmatización que dificulta muchas veces la aplicación de políticas focalizadas.
En opinión de la Dra. Leyla Nazal, miembro de la ACHHEP, las hepatitis virales siguen siendo un problema relevante en Chile y el mundo, especialmente tras los brotes de hepatitis A ocurridos en el año 2017, que motivó su inclusión en el calendario de inmunización a niños menores de 18 meses. Asimismo, destaca que la Hepatitis C, desde el advenimiento de las nuevas drogas, ha tenido un vuelco en su futuro y en Chile los pacientes con prioridad tienen acceso a tratamiento acogiéndose al AUGE/GES, con resultados excelentes de recuperación. De acuerdo a datos del MINSAL, ya en el año 2018, se lograron tasas de respuesta mayores a 98%, abriendo la oportunidad real de erradicar la Hepatitis C en Chile.
De cara a la ciudadanía, el Dr. Juan Pablo Roblero enfatiza que “los pacientes no detectados son pacientes no tratados, razón que motiva a los especialistas a reforzar la educación en cuanto a medidas de autocuidado, como lo son las prácticas seguras de sexo, el uso de preservativo, evitar compartir afeitadoras, cepillos de dientes y corta uñas. En el caso de la hepatitis A también es importante evitar el consumo de alimentos crudos, especialmente mariscos.
Las nuevas guías clínicas abordan mejores mecanismos de detección y tamizaje, enfatizando además, la importancia de un tratamiento más precoz. Nuestra canasta GES incluye tratamientos de estándar internacional que corresponden mejor a nuestro genotipo y que lograron elevar la efectividad de los resultados, de un 30 y 40% a un 90%”, expresa.
Se estima que 9 de cada 10 personas conviven con hepatitis virales y no lo saben hasta el momento en que se desarrolla una complicación grave. Actualmente existen herramientas para prevenir la propagación de las hepatitis, además hay pruebas diagnósticas de laboratorio que son confiables y precisas, y existen programas de vacunación altamente efectivos para las hepatitis A y B. Es momento de avanzar en la educación ciudadana y en el autocuidado.
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